sábado, 28 de junio de 2014

Capítulo 9 "¡Por un Gran Hermano de políticos ya! (Firme la petición en change.org)”

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Prenderé velas. Si, en agradecimiento a los señores políticos, ¿A quién si no? ¿Al santo Jesús que no me da ni la hora? ESTOY EN BRETES. ¡Ando deprimida, angustiada, afligida, apesadumbrada! ¡Mi sentido común me viene ganando la batalla! ¡Tengo que abandonar esto de buscar al loco Quintero porque es una locura! ¡En el mundo hay que ser como todo el mundo si no te quedas afuera! Así que por el momento las velas y los laureles serán para los políticos, porque no me diga que esos señores no tienen gestos dignos de mención. ¡Ellos sí que hacen mérito a la vela prendida esmerándose día a día para que yo les pueda echar la culpa de mi infelicidad! Y, entre nosotros, es hermoso echar la culpa a otro. ¿O no? A mi me rechifla, por eso me hice de Podemos: para echarle la culpa a Pablo Iglesias de que llego tarde al trabajo, de que olvidé comprar el queso para la ensalada y (ya que podemos) de que mi gato mea fuera del tarro, además, con lo caro que está esto de trabajar las culpas en el analista lo que me gasto en impuestos me lo ahorro de psicofármacos.

Y no solo velas se merecen los señores, debiéramos darles algún premio tipo el Oscar porque ¿qué guionista escribiría las originalidades con las que nos desayunan día a día los iluminados del parlamento? No me diga que la mañana de Buenos Aires sería lo mismo si el genio de nuestro vicepresidente, Amado Boudou, no nos enterara de que ha montado su propia fábrica de hacer billetes. ¡Sin Amado yo no podría andar malhumorada buscando con quien pelear sobre el asunto! Y la vida sin peleas es un embole, los pleitos son una necesidad universal (yo por eso me he casado). Allá en España la tienen a su Cristina y el caso Nóos con el interesante ribete de que es la hermana del rey Felipe. ¡Ay, cómo los envidio que se quejan lindo con eso! Pero nosotros no nos quedamos atrás, tenemos un juez muy pintoresco que regenteó prostíbulos, un ex presidente que traficó armas... ¡Todo made in argentina, eh! Un abanico hermoso de historias originales, incluso mejores que las de Carmen Barbieri, Belén Esteban, su nariz y sus adicciones.

Imagine si un día despertamos y tanto senadores como diputados se han convertido en gente honesta, yo me muero... Y ya sééé, ya sé que me quejo y no hago nada para que algo cambie pero qué sé yo... me da fiaca (vagancia, en criollo bien hablado)... Habría que organizar la revolución, ver en donde nos encontramos, definir el color de la bandera, yo la traería blanca y usted la querría negra entonces yo le diría que no importa el color de la bandera por lo que usted me trataría de autoritaria ¡porque por qué del color que YO quiero si usted había venido toda emocionada pensando en la bandera negra con purpurina! ¡Pero si el objetivo es la revolución no el color de la bandera, Rosita! Y ahí usted se me viene encima porque hace un rato se peleó con su marido al que no pudo contestar porque miraba fútbol entonces se la agarra conmigo, me da un tortazo y se va al grito de ¡con esta autoritaria yo no hago nada! Yo revoleo la bandera y me voy a la mía.

Lavezzi encajando el chorrito a Sabella.
Y así es la cosa. ¿Vio que en los diarios dicen que la sociedad está violenta? Bueno, la sociedad somos usted y yo, no es Pirlo, ni Catalina Dlugi, ni Jorge Javier. Como dice nuestra Cristina, la patria será el otro, pero la sociedad no. Así que visto y considerando, mejor no nos hagamos rollos, sigamos como hasta ahora, cómodos y quejosos, cantemos juntos el himno argento y agradezcamos al chorrito, ¡no, al de Lavezzi no! Al chorrito de Boudou... No hay caso, tengo que andar explicándole todo. (Sigue en el 10, pique acá si se le da la gana)

(En Argentina se llama chorro al ladrón)

Continuará...


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