lunes, 7 de julio de 2014

Capitulo 10 “Ángela Merkel, Marcelo Polino y el fracaso de su éxito”

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 No escribiré más los capítulos sobre Quintero. Si, ha escuchado bien, de ahora en más y aunque el público se alborote escribiré las crónicas de Ángela Merkel. ¡Porque con lo que me está costando decidirme a mandar el mensajito de texto a este buen hombre! ¡La de libros que me estoy tragando sobre la confianza, la autoestima, la meta y meta videos del Chopracenter! ¡Un horror! Y todo para que el muy desalmado luego no me responda. ¿Que cómo sé que no responderá? Tengo la certeza de los optimistas bien informados...

Pero volviendo al tema. ¿Por qué me la he agarrado con  doña Ángela? Pues ya que no pregunta porque he resuelto cambiarme de bando, ya no seré pobre y fracasada. ¡Ahora seré exitosa! Harta estoy de ser parte del rebaño desconcertado que todo lo cree, que opina y desopina pensando que opina y desopina cuando en realidad opina y desopina lo que Ángela quiere... ¿O usted se piensa que escribo yo estas cónicas porque quiero escribirlas? No, señora, escribo esto porque entre la sufriente Rosa de Sálvame y la radiante Belén Esteban hay unas tandas publicitarias. ¿Vio? Y es ahí dónde la vieja crápula disimuladamente nos manda mensajes al cerebro. ¿Mensajes al cerebro? ¿A mi cerebro? Si, subliminales se llaman, señora. También los ve uno en los colectivos, en las estaciones del tren, en el cine y en los diarios. Y toda esa información nos dice, por ejemplo, que miremos televisión a ver como tiene el trasero hoy Kiko Matamoros, o que el tironcito en el muslo de Di María es una catástrofe interplanetaria, y que compremos el Iphone 6 porque seremos felices... Y mientras tanto Ángela, genia de las genias que ahora será mi amiga porque seré exitosa, se apropia del planeta.

¿Y para qué quiere todo un planeta si con un jardín nos basta? Ah, esa será una de las preguntas que le haré cuando juguemos al bádminton juntas, porque los exitosos jugamos a ese juego. Bueno, cuando nos sobra tiempo, claro, porque en general ocupamos toda nuestra existencia en cuidar que nadie nos quite el planeta que hemos conseguido, vio que eso es algo que la mayoría quiere entonces hay que vivir con cuatro ojos, despertarse muy temprano porque en cualquier momento ZAC, te lo roba otro al planeta (que incluye gente pero eso es lo de menos). Tampoco se puede confiar en nadie porque nunca se sabe si alguien que dice que te quiere te quiere por el planeta o porque te quiere, así que hay que andar por las dudas con esos custodios de negro hasta en el baño por lo cual hay que depilarse constantemente. ¡Un horror!

Y entonces ya no debe recordar Ángela lo que era vivir tranquila, vestir vaqueros levis, sonreír a los clientes de la disco por una propina y bailar como loca, ir a una plaza y tirarse panza arriba al sol o comer ostras despeinada en el hotel Kempinski... Que espanto, ¿no? 
Mire usted, pensándolo bien yo conservaré un poco más mi fracasada vida, chequear el trasero de Kiko por el nuevo iPhone HD también tiene lo suyo. ¿O no? Además alguien por ahí ha dicho que de los fracasos se aprende así que tener éxito estaría siendo una pérdida de tiempo. (Sigue en el 11, pica acá y va)

Continuara...

(Dedicado a ABC de Sevilla que me ha bloqueado la cuenta, malos)


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