domingo, 26 de octubre de 2014

Capítulo 25 “La suya, la mía y la verdad”

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Me he aburrido. De mi, de usted y de Quintero que, según dice el Semana Digital, anda por ahí mendigando fortunas a canales españoles que no le ponen atención. Si alguien lo ve dígale que al lugar donde ha sido feliz no debiera tratar de volver... Y si bien con este ejercicio de escribir vengo superando el miedo al éxito (con perseverar no alcanza, hay que trabajar los miedos), vengo superando el temor a la exposición, a la estupidez que pueda usted llegar a pensar de mi, también me he dado cuenta de que no hay caso, vieja cachetes... La lucidez es intransferible y, entre nosotros, mejor para usted pues es bastante aburrido ser un genio, y puedo decirlo porque ¡yo verdaderamente lo soy! Me he dado cuenta al leer esta genial frase en el libro de Kennedy Toole: “Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede identificársele por este signo: todos los necios conspiran contra él”. Y aquí ya les veo el brillo en los ojos, rivotrileros míos, si los conoceré, sé que cada uno de ustedes acaba de sentirse identificado y de llamar a su madre muy entusiasmado para contarle lo que recién acaba de leer sobre su genialidad en este blog.

Pero no, lamento decirle que aquí la genio soy yo y la prueba es que no debo hacer nada para probárselo. Todos nos creemos genios, todos nos creemos atacados por los necios. ¡Absolutamente todos creemos que debemos luchar para defender NUESTRA VERDAD! ¿Y sabe cuál es el problema? (Porque si no hay problema no hay relato que valga, dice el manual). El problema es que hay tres verdades: la suya, la mía y la verdad. Más luego, para marearnos un poco viene Chomsky y nos dice que a la verdad nunca la vemos porque está tapada bajo una montaña de mentiras. ¿Y quiere que le diga la verdad? La verdad es que muchas veces comenzamos nuestras frases diciendo “La verdad…” y lo más probable es que aunque la sepamos, no lo sabemos, porque mentimos incluso hasta cuando no sabemos que mentimos.

Y le digo más, para ir cerrando, si la supiéramos nadie nos la creería porque ¡LA VERDAD ES LA MÍA NO LA DE USTED! Y aquí le confieso que me doy cuenta de que la verdad a veces es la suya pero JAMAS le daría la razón porque tengo orgullo, soy una envidiosa y además, ¿serviría para algo? Le pregunto… ¿Acaso no sufre menos el que menos sabe? (Aquí una pausa para que usted que tanto ha estudiado se escandalice).

Pero, como dijo alguna vez el General Perón, frase que afanara o afanase a Aristóteles: “La única verdad es la realidad". La realidad que, como dice Galeano, te pide bajito: ayudame a cambiar... La realidad que es para el guerrero un desafío y para el temeroso una fatalidad. La realidad, vieja teñida, es que estos capítulos ya estarían siendo un desafío conmigo misma, a ver hasta donde soy capaz de llevarme, con Quintero o sin él. ¿Será cierto lo de persevera y triunfarás? La realidad es que las palabras se esfuman sin dejar huella, eso pasará con estas, pero con cada reacción suya yo aprendo algo nuevo y la verdad no será siempre bonita, pero el hambre de ella sí. (Capítulo siguiente piche acá)

Continuará...


2 comentarios:

  1. En fin, mi niña... anonadado por el dolor de la coyuntura -o reuma, pa' las chancletudas- le invito: solacémonos con esta otra niña que está como pa' alquilarla... o pa'l congreso, o algun otro bariio donde se more. Mis respetos (PD: ¡malhaya!... y a nosotros nos tocó la bruja de ual disnei.) https://www.youtube.com/watch?v=_04ZS7b43eU#t=272

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    1. Cuanta fuerza tiene, servirá de algo? No es que sea pesimista, soy optimista bien informada, dijera Gala.

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