¡Ni por todo el oro del mundo! ¡Ni por el remedio antiebola! Ni siquiera por la extinción de la clase política me detendré! Seguiré adelante cual barco sin timón porque no sé hacia dónde voy PERO VOY EN CAMINO así que cualquier queja hablan con el loco de la colina que es el responsable de que yo siga escribiendo hueverías. Para colmo Obama me ha dado idea así que en el día de la fecha y por decreto, decreto que no dejaré de panfletear al ñudo en el face mis revolucionarios Capítulos Quintero. ¡No dejaré de importunarlos hasta que hagan la revolución (ustedes, yo no tengo agallas) o hasta que Jesús me llame por teléfono a casa! ¡Sí! ¡A casa! Porque ahora que he pasado las 20000 visitas en el blog hago uso de mi nuevo poder, de mi fama mundial, de mi ego inflamado infradotado y elevo mis condiciones. ¡Que él me llame a mí!
Y le confieso, vieja chancletas, que acabo de dejar el teléfono en su sitio… Sí, estaba a punto de llamar a Jesús nuevamente porque entro al twitter y ahí está Coto Matamoros. ¡¡¡Llámalo hoy!!!, me escribe el otro loco, el del tatuaje maorí, y yo que necesito menos que una chispa para chiflarme corro al teléfono, descuelgo, decidida a llamar a Jesús, pero de pronto el Knock Knock de la duda en mi cabeza. ¡NO! ¡EL KNOCK KNOCK NOO! (Pero sí...) Entonces cuelgo. ¡QUE LE DIGO! ¡Ya sé! ¡Le ofrezco hacer radio en Argentina, casa, comida y mujer! ¡LO LLAMO LO LLAMO! Agarro el teléfono nuevamente voraz de futuro incierto, marco su número, Y CUELGO, VIEJA RULEROS, CUELGO DE NUEVO (Knock knock). ¿Eso vas a decirle? ¡¿Eso vas a decirle a Jesús Quintero, Marina?! Y yo no sé si esa voz que nos abruma en los momentos cruciales es el sentido común, la conciencia o qué carajo pero molesta que da calambre y me ganó la batalla porque ya no volví a agarrar el teléfono… El tren de la chifladura se había ido...
Pancho |
Dicen que cuando llega el tiempo en que se podría, ha pasado el tiempo en que se pudo, pero yo sé que si quiero puedo, todavía. Quién le dice que el capítulo 30 no me agarra inconciente del todo y me sorprendo con un pude, finalmente. El enemigo de la revolución no es el poder, el enemigo de la revolución es el knock knock. (Capítulo siguiente pinche acà)
Continuará…
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