sábado, 2 de agosto de 2014

Capítulo 14: “La frase de almanaque que no mentía” (Primera charla con Jesús)

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Agente 99 made in Valencia
¡He hablado con Jesús Quintero! Si, creo que aún no me lo creo pero es como escuchó, hoy mismo he hablado con el loco y aunque ni le importe le cuento igual. Resulta que me desperté, abrí el facebook y allí estaba conectada mi amiga/agente/muleta María José, made in Valencia, que me dijo antes de que pudiera siquiera yo decirle buenos días: ¡Llamalo ahora! ¡¿Ahora?! Pero ¿y qué le digo? ¡¡¡LLÁMALO!!! ¿Usted le desobedecería con tantos signos de exclamación? Así que sin lavarme los dientes y aún con la ropa de dormir (y sin pensarlo dos veces, claro) agarré el teléfono, marqué el número del perro andalú, esperé... y sonó, sonó ¡Y ATENDIÓ! El chiflado onubense me atendió el teléfono y entonces no me quedó otra que decir ¿Jesús Quintero? A lo que respondió con un muy loco de la colina ¡Iap!

Me pusi cursi, ya me recuperaré...
Y acá, mientras le hablaba, pensaba en don Coelho (estoy contenta, me puse cursilonga) y su famosa historia del alquimista: me pasé todo este tiempo buscando por aquí y por allá excusas y motivos para llamarlo y resulta que quizá hay un tesoro que me puede llevar a Sevilla y está adentro mío. No estaba en las pirámides, ni en Juan Campanella, ni en Coto Matamoros, Luis Pineda o Javier Salvago (estos persona/jes me fueron señalando el camino, de alguna manera)... Pero el tesoro estaba en mi, en lo que escribo, qué chasco, ¿no? Soy Marina, de Argentina, continúe, como si lo conociera de toda la vida, mi agente Pau (amigo de María José y nuevo cómplice de la aventura) habló con vos el domingo, me dijo que hay posibilidades de estrenar mi obra en tu teatro (idea/excusa de María José). De esto último trataba hasta ayer la crónica (sobre Pau y el Teatro Quintero), pero estoy aprendiendo mientras ando este camino que si uno persuade al destino el tipo por ahí se deja un poco y entonces empiezo a dar crédito a ciertas frases cursis de almanaque tales como: “El poder está dentro de ti” o “Lo imposible solo tarda un poco más” o “No hay mayor idiota que el obrero patriota del estado que lo explota” (sí, señora, esta última es un chascarrillo).

Así que, así es la cosa, ¿vio? Porque yo ya intuía que la vida que uno tiene es la que se elige (mal que nos pese) pero ahora además lo estoy experimentando, ¿me comprende? (No). Yo podría seguir sentada en mi casa echando la culpa de mi infelicidad, de mi vida caucásica y aburrida a los poderosos de turno, a mi marido, a Rosa de Sálvame o a Jorge Rial, pero elegí agitar el avispero para ver si conseguía algo distinto y mire usted... ¿Quién le dice no terminamos estrenando en Sevilla? Ah, si, continuó el loco, quiero ver el material, estamos justo programando para el año que viene... mandamelo y te llamo el lunes.

Porque cuando le hablé en porteño rápidamente se porteñizó y yo me españolicé, él me hablo de vos y yo le dije ¡Vale, un beso! Eso fue todo. No les iba a contar por miedo a que no se dé pero me gusta enfrentar los miedos, sobre todo el miedo a quedar como una fracasada. ¿Y le digo algo más que vengo aprendiendo con todo esto? Me parece que es conveniente ir por lo que uno quiere, seguir el impulso aunque parezca una locura (léase el capítulo uno) porque yo ahora estoy contenta y alguien contento le hace mejor al mundo que alguien que odia. ¿Será esa la manera de cambiarlo? ¿Tendrá razón esa otra frase de almanaque de ir tras los sueños y la mar en coche? Creo que por ahí anda la cosa. No es fácil encontrar la punta al ovillo, pero estoy empezando a creer que es posible. (Sigue en el 15, pica acá y va)

Continuará...


2 comentarios:

  1. ¡La pucha... mi niña (de su marido)! que valía la pena el silencio. Si endemientras, la nostalgia me hizo buscar en iutube (hubiera jurado que fueron treinta años) y encontré esta joyita: https://www.youtube.com/watch?v=I9uQROajGrM ... Enhorabuena, niña! Y no tema perder su silla! Mis respetos...

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  2. Mi marido quedó en Alaska y no entiende el español, Primo, por eso nos llevamos tan bien.

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