sábado, 7 de febrero de 2015

Capítulo 38 "La corta historia del Coronel Sabina, la cándida porteña y la novia desalmada”

Capítulo anterior

¡PERSEVERA Y TRIUNFARÁS! ¡No está muerto quien pelea! ¡Hasta la victoria siempre y la mar en coche también! ¡Así me ando de pispireta porque ocurre que la novia de Sabina me ha contactado! Así es, tanto romper los quinotos ¡¡AL FÍN HE LLEGADO!! ¿Cómo a dónde, vieja? ¡¡Al paraíso de los elegidos!! Y si no me cree vaya al capítulo 36, abajo en los comentarios está la irrefutable prueba del suceso. ¡Me dijo que le mostrará lo que escribo al Coronel Joaquín! ¡Me contratará Jordi Evole! ¡Me respetará hasta Maradona y podré entonces tomarme al fin mi cerveza con Quintero! ¿Ha visto? Lo que una cree que nunca va a pasar (y sin embargo espera) resulta que un día pasa. ¡Algún día un padrino talentoso (o no) se da cuenta al fin de nuestra lúcida sabiduría y/o curvas Chicholineas! (Que son valiosas solamente si alguien más las descubre, claro está...).

Uno que me recomienda
Así que ahora agarrate Catalina porque me voya codear con Catalina Dlugi y con Mariquena Monti. ¡Ahora escriba la porquería que escriba usted la megusteará y compartirá porque seré recomendada por Perón, Cesar Banana, los Ila Kuryaki y don Valderrama! Ahh... qué alivio... al fin se me reconocerá COMO ES DEBIDO así que ya no necesitaré esforzarme, ya no me interesa que usted use la cabeza que tiene de adorno (que no es Teodoro). ¡Y al mundo cámbieselo usted, vieja pesada! ¿Valores? ¿De valores me habla? Los valores son importantes cuando uno es un fracasado, resentido y no tiene mucho que perder. ¿Ética? ¿Decoro? ¿Moral? No me moleste más. ¡Déjeme disfrutar de mi éxito y siga usted con su mediocre vida que de eso vivo yo ahora!

Y acá hago un alto para cambiar de tono porque muy lindas las albricias de la fama pero, como dice el dicho: lo bueno y breve dos veces bueno. Breve porque la novia de Sabina no era tal cosa (me lo dijo Varona con quien me codeo por face), y bueno porque estuve en la cima por unos minutos y transpiré que dio calambre. Por un minuto experimenté el regocijo de tocar un tema con Sabina, por un minuto sentí la satisfacción de ser parte del club de los que pertenecen... y claro, acto seguido el temor de perder ese lugar. Acto seguido la felicidad tuvo barrotes, sentí la esclavitud de tener que decir lo que espera la multitud que sea dicho para no ser bajada de un hondazo...

Decia don Aristóteles Onassis que para lograr el éxito hay que mantener un aspecto bronceado, vivir en un edificio elegante (aunque sea en el sótano), dejarse ver en los restaurantes de moda (aunque sólo se tome una copa), y si se pide prestado, hay que pedir mucho... Pero a mi el sol me saca ampollas y la humedad de los sótanos me da asma así que seguiré, como quien no quiere la cosa, disfrutando de la libertad de mi fracaso. Ah, sí alguien conoce a Jordi Evole le ruego le pase mis escritos. (Capítulo siguiente pinche acá)

Continuará...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario