Sentada en un taburete de madera sigo observando al loco en acción, cosa que a usted le importa nada porque es claro, LO QUE ACÀ IMPORTA ES LA NOTICIA DE RAJOY que es todos los días la misma porque nadie quiere cambios ni revelaciones sino opinar en face APORTES MENOS QUE SUSTANCIOSOS sobre lo malo conocido (que bueno por conocer). Pero no me cambie de tema que me desestructura, no sea jodida.
Jesús trabaja y yo cada tanto filmo un poco lo que pasa con mi precario Nokia porque si no ¡¿cómo voy a saber que no fue un sueño todo esto?! Uno de los muchachos sentados a su lado le describe detalles de una obra flamenca que van a estrenar dentro de poco, hablan cerrao y andalú.
Yo pregunto poco y ná porque siempre tuve miedo al ridículo, a quedar como una tonta aunque el proverbio insista con que el que pregunta pasa por tonto una vez y el que no, toda la vida...
De pronto se levantan los tres, parece que la primera parte ha finalizado. ¡No entendí ná pero con cuanta pasión hablan estos señores del tablao! Uno de ellos comienza a ponerse elegante, parece que van a filmarlo. Y acá me mira él con ese gesto Marlon Brando (bien cursi lo mío, sí), se acerca hasta mi rincón. Le ofrezco de mi cocacola con todo el torbellino pasándome dentro. Agarra el vaso y bebe. ¿Será que es este tipo tan seguro como se lo ve? ¿Será que a él también le están pasando cosas? ¡Del amor le hablo, vieja tarúpida! ¿O será que soy una ilusa y me estoy inventando el cuento de hadas? (Los cuentos que yo cuento acaban fatal...)
Jesús se sienta a mi lado (la mare...), su humanidad rozando la mía, me dice algo por lo bajo que ni les pienso contar, está má guapo que pegarle a Cristo. Escucho que pide a alguien un cigarrillo light, me causa gracia ¿Light? ¿Para morir lentamente? Me mira de costadete, mira su cigarrillo. Acabo de hacer reir al loco de la colina. (Capítulo siguiente pinche acá)
Continuará...
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