lunes, 8 de enero de 2018

Capítulo 189 "Bancate la pelusa"

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Dejé el pote vacío en su lugar. Mi cuerpo pegajoso y transpirado. La marihuana todavía me bamboleaba un poco y los oídos zapateaban enloquecidos. Me la quedé mirando un momento más. Si la despertaba se iba a dar cuenta de lo que había hecho bajo los efectos psicotrópicos y se iba a armar el despelote… mejor no. Pero para poder salir tenía que despertarla, a ella o a él… Intentar llegar a la puerta de salida no era una opción, moriría perdida en el laberinto Quinteriano. ¿A dónde dejé mi morral? ¿A dónde estaban mis pantalones? Retumbó un trueno en la colina, la ventana se estremeció por el viento. Ella entreabrió apenas sus ojos groguis, se arrebujó en la cama y quedó de espaldas a mi. ¡En el baño, claro!

Salí de la habitación sin hacer ruido. Me arrojé a los pasillos en busca del váter, pensando en cómo hacer para huir del palacete sin levantar la perdiz. Ya había estado bien de acción para mi relato por hoy. Y por mañana. Y por el siglo que viene. La lluvia parecía haber parado un poco aunque había un viento tremendo. Arriba sonaba todavía el televisor y se ve que el de los silencios lo usa para adormilarse. Para mi fortuna en el apuro de madrugada habíamos dejado la luz del baño encendida y la puerta abierta de par en par, así que no me costó mucho encontrarlo. Entré con cuidado para no resbalarme. El piso todavía embarrado, la vendita con sangre de su lastimado pie, sus jeans mojados hechos un bollo y los míos en una situación similar. De mi pullover de lana salteña mejor ni les comento lo que quedaba. Me paralicé. No sabía si ponérmela así empapada y huir o enjuagarla y colgarla por ahí. ¡ADEMÁS EL IPAD Y EL TELÉFONO ME FALTABAN! ¿Y POR QUÉ TANTA NECESIDAD DE HUIR SI SE SUPONE QUE A ESO HABÍAMOS VENIDO? (Instinto de supervivencia).

Volví a ella angustiada. La zamarreé. Entreabrió lo ojo, me vio y me siguió viendo hasta que al final hizo foco. Que te ha pasao, preguntó, a punto de volver a dormirse. Disculpá que te despierte es que m-- Vale, que te va dar una guarrazo, ven aquí… Me llevó hacia ella de nuevo y acarició mi mejilla con el dorso de la mano. Y yo tratando de decirle que me tenía que ir antes de que se diera cuenta de lo que pasó porque nos íbamos a convertir en calabaza pronto pero no tenía ropa seca ni mis cosas y quería llorar pero ella entonces dijo “mira que extraordinaria ere” y volvió a mirarme de esa manera y yo no sé ya qué hacer con esto porque es como demasiao. ¡No podemos estar todos los capítulos en la cama porque es reiterativo! Además no hay tantas palabras para describir lo que me pasa cuando estoy con ella, para describir lo indescribible, porque indescriptible la vengo usando mucho. Los lectores se aburren rápido y los no lectores también. Muéstrame una mujer hermosa y te mostraré a un hombre harto de hacerle el amor… Me toma la cara y otra vez me da besos en la boca y de nuevo me arrastra sobre ella. A lo lejos escucho el sonido del mar. La playa se puso fresca. Seguimos en Punta Umbría y hasta que nos hartemos… (Sigue)

Continuará...

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