martes, 13 de marzo de 2018

Capítulo 236 "El Tata aprieta"

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Borrasca. BORRASCA. Como si yo ya no estuviera hasta la coronilla encima nos cae, como peluda de regalo, la tromba de agua. Ahora se llamó Félix, inundó Jerez en veinte minutos, cayeron sesenta litros en media hora. Nosotras estamos en una zona un poco más alta así que nos salvamos raspando pero Ella anduvo muy nerviosa porque se inundaron lugares y la Guardia Civil andaba por todos lados, lugares a dónde tiene gente conocida y por una rato los teléfonos anduvieron como el culo y no se podía comunicar con el pare de su bello niño ni con el Fulano Loco... Por suerte la cosa no pasó a mayores pero fueron dos días arduos… Y de yapa al parecer mi mare estaría acomodándose poco a poco a su nueva situación, pero todavía hay que ver cómo me las arreglo con la plata y el banco y su medicación... El Tata aprieta pero no ahorca, me dijo una amiga por el whatsapp, PERO BASTA que ya dos días que no toco el ipad y tampoco a Ella… tengo abstinencia, badly... Y a ver cómo retomamos...

Yo ya no escuchaba a Rocío por el móvil de Ella. La madre de la Gitana apareció por la puerta como una bendición, esto antes de la mierda borrasca pasó, y obviamente veníamos del clima perfecto, Marina con el teléfono en la mano, terminaba de hablar con la Morocha Osada, la inquietud de por qué me había llamado Rocío al teléfono de Ella desde el teléfono de Él. ¿Es que se conocen las dos gallegas? Sí, conocer se conocer, claro, ¿pero cuánto sabe la Otra de la una?¿Sabe la Gitana de la“asistente” de Ibiza que a veces comparte piso con el que de jedi? ¿O por eso había apagado su teléfono un día entero? La mare apareció con que ya estaba la comida y que acababa de llegá el Toni con el niño y que anda que está con el ataque de ansiedad y lo ha tenío que cogé de la escuela otra vé...

Ella se puso remal. Largó los pinceles los óleos y salió corriendo. Porque el bello niño de la Gitana tiene algo que se llama TDAH, es cuando los chicos se pasan de curiosos, tienen el culo inquieto, se aburren de lo que les enseñan en la escuela y a eso le llamamos trastorno, porque van cinco pasos más adelante. Lo mismo le pasa a los genios, los tomamos por idiotas y luego, en quinientos años, recién nos da la cabecita para entender de qué iba el pobre muchacho. Mientras tanto lo medicamos o lo quemamos, por si las moscas. Y le juro que esto antes de la interrupción de la borrasca quedaba perfecto porque encajaba genial para volver directo a la Nochevieja y al desacertado desliz que creo en algún momento voy a animarme a relatar, ya no me acuerdo cómo era que lo iba a enlazar pero lo tenía y cerraba perfecto y ahora se siente como relato que sobra pero en fin… Estoy podrida. Y cada vez más sola... (Sigue)

Cnotninuará...

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