miércoles, 25 de abril de 2018

Capítulo 264 "El primer sentimiento"

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su gesto adusto pura pose seguía inmutable, impoluto, afuera los gritos urgentes, sonaba cada tanto algún cohete. Ella se estiró y lo agarró de la mano, Él no se movía, miraba y no se movía. ¿El loco es tímido?, pensé, sin dejar de ver a la Osada de Ibiza que me estaba volviendo loca, nunca se me hubiera ocurrido escribirlo tímido en una escena como esta. Ella no me miraba y yo me desinhibía cada vez más. Sus ojos negros de niña santa... su polenta de hembra enloquecida desparramada sobre mí. Lo miró y me mordió el cuello, me mordió el cuello y me arrancó con los dientes la cadenita de plata, ¡osada del coño! Y como el tipo no reaccionaba tiró finalmente de Él y lo acercó a nosotras. Casi se cae, por el exceso de alcohol y por el brusco tirón, que Él no se lo esperaba. Ni yo tampoco.

Empezó a besarle los dedos, uno por uno, no dejaba de acariciarme, su mano bajo mi tanga roja, desvergonzada por completo, y ahí reaccionó Él, por fin, le acarició una vez, sutilmente, los labios a ella. Guapísimo. No hablaba. No decía nada. Era sutil, medido, controlado a pesar de todo lo que se había tomado, con lo que me gustan los sutiles, los que no te dan todo lo que quisieras. Era el primer sentimiento, el primer aporte, o algo así, que le veía oficialmente al señor de los silencios. Hasta ahora la venía jugando de mutis por el foro, al menos conmigo. Se dejó besar los dedos y me miró sin pestañear, a mi, todo el tiempo, observó cómo supo llevarme ella al otro lugar, lentamente, me fui mirándolo a lo ojo, a ese lugar en el que nada importa por un rato. Después llegan la culpa, el brote, el llanto, la toma de consciencia, la necesidad de azotes… Los pasos volvieron de pronto, como una pesadilla, se detuvieron frente a la habitación, alguien entreabrió la puerta. Afuera las voces seguían alborotadas. (Sigue)

Continuará...

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